La agricultora almeriense, Inmaculada Idañez, representa a las productoras europeas en el Encuentro Internacional sobre derechos de la mujer rural de Sri Lanka

- Del 22 al 25 de noviembre, agricultoras y ganaderas de todo el mundo se reúnen en el país asiático para diseñar un Plan de Acción global en defensa de los derechos de las mujeres que viven y trabajan las zonas rurales.

21 11 2018

Madrid, 22 de noviembre de 2018. La responsable del Área de la Mujer de COAG y Presidenta de CERES, Inmaculada Idañez, representa a las productoras europeas en la reunión internacional de Articulación de Mujeres Rurales que la Vía Campesina celebra, desde hoy, en Sri Lanka.

 Del 22 al 25 de noviembre, la agricultora almeriense compartirá experiencias y problemáticas con mujeres rurales de todo el mundo con el objetivo de diseñar un Plan de Acción global en defensa de los derechos de las campesinas. “Luchamos por el acceso a la tierra, a los territorios, al agua y a las semillas. Luchamos por el acceso al financiamiento y al equipamiento agrícola. Luchamos por buenas condiciones de trabajo. Luchamos por el acceso a la formación y a la información. Luchamos por nuestra autonomía y por el derecho a decidir por nosotras mismas, y también a participar plenamente en las instancias de toma de decisiones“,  (Declaración de las mujeres por la Soberanía Alimentaria, Mali, 2007). Estas afirmaciones resumen algunas de las principales reivindicaciones que han dado lugar a la articulación de mujeres campesinas en organizaciones locales y nacionales, y a su mayor voz y presencia en movimientos internacionales como la Vía Campesina.

 La FAO estima que, de los 1.300 millones de personas que viven en la pobreza, el 70% son mujeres. Ellas trabajan las dos terceras partes de las horas de trabajo en el mundo y producen la mitad de los alimentos del mundo y sin embargo apenas perciben el 10% del ingreso y son propietarias de menos del 1% de la superficie de tierra mundial. “Hay que subrayar que, la figura de agricultora o ganadera , aglutina no sólo las labores agrícolas sino también el trabajo de cuidado de la casa, y las personas dependientes, siendo ellos tareas gratuitas, no valoradas socialmente y plenamente invisibilizadas. La histórica discriminación de las mujeres en el mundo rural ha originado que no seamos consideradas actoras económicas, ni productoras de conocimientos, ni sujetas políticas, a tener en cuenta en las estrategias y políticas agrarias y alimenticias. Queremos organizarnos a nivel internacional para acabar con esta injusticia”, ha argumentado Inmaculada Idañez.